PRINCIPIOS, MODELOS Y NORMATIVAS DE MEDIACIÓN

Sitio: CIFP Tartanga LHII
Curso: Mediación Comunitaria 24-25
Libro: PRINCIPIOS, MODELOS Y NORMATIVAS DE MEDIACIÓN
Imprimido por: Invitado
Día: jueves, 21 de noviembre de 2024, 15:56

Descripción

ÍNDICE:

  • PPIOS DE LA MEDIACIÓN: Valores éticos; concepto y fases del problema social; Concepto, composición y formación de grupos; Identidad personal e identidad social; Funcionamiento de un grupo (liderazgo); el apoyo social; ventajas y dificultades de la mediación.
  • ANÁLISIS DE DIFERENTES MODELOS DE MEDIACIÓN COMUNITARIA: modelo transformativo; modelo circular-narrativo; modelo interdisciplinar; modelo ecológico.
  • LEGISLACIÓN Y NORMATIVAS: relacionada con la mediación (europea y española); ámbito civil y mercantil; ámbito penal. Normativa de violencia de género (Ley Orgánica 1/2004 de 28 de diciembre, de medidas de protección integral contra la violencia de género). 

1. LA MEDIACIÓN COMUNITARIA; TIPOS

1.1. Principios y modelos de mediación

Varios principios, basados en las normativas existentes, justifican el proceso de intervención en mediación comunitaria; estos son los aspectos que justifican estos principios:

  • La necesidad de intervención se deriva de la idea de que el conflicto es positivo, que su existencia es inherente a la vida humana.
  • La comuniación asertiva es fundamental para conseguir acuerdos
  • El propio proceso de mediación refuerza en las personas valores como la empatía y la comprensión. 
  • Se debe crear un clima agradable y participativo que fortalezca habilidades como la autorregulación yel autocontrol.
  • Son las partes las que deben construir el camino que conduzca a la resolución del conflicto.

Ya se ha hablado en otro tema de los valores, y aunque los valores son fundamentalmente culturales, también existen ciertos valores más universales relacionados con la ética. Los principios éticos de la mediación son los siguientes:

  1.  Confidencialidad el clima de confianza cuando el/la mediador/a se reúne con las partes por separado, es imprescindible.
  2.  Voluntariedad
  3.  Igualdad evitar que la parte más fuerte tome todas las decisiones
  4.  Neutralidad la persona mediadora ofrecerá soluciones viables y lógicas
  5.  Imparcialidad ligado al anterior, es difícil dejar atrás los prejuicios, pero no debemos ligarnos a una de las posturas.
  6. Buena fé sería nefasto que una de las partes usara el proceso para obtener información y manipular. 
  7. Flexibilidad la parte mediadora debe imponer reglas de respeto mutuo y cuidar los tiempos. 

1.2. Concepto y fases de un problema social

Generalmente se acepta que en un problema social concurren una situación "objetivamente" problemáica y una definición "subjetiva" de esa situación. Lo que hay no es lo que debiera ser, para un grupo o comunidad que considera que sus valores están siendo atacados. Esto es evidente cuando ese grupo decide actuar, dirigir una acción colectiva que lleve al cambio.

Uno de los autores más influyentes de la psicología social, Kurt Lewin, desarrolló la teoría del campo. Esta teoría valora las fuerzas y factores que influyen en cualquier situación en la que se ve implicada una persona. Son dos opuestas: la que motiva a la persona para coseguir sus fines, y la que le inhibe de hacerlo.

Siguiendo con la teoría, determina la existencia de tres fases:

  1. Fase de descongelación: reconocimiento de la necesidad de un cambio.
  2. Fase del cambio: las viejas creencias no se mantienen y se produce el cambio; las personas lo reconocen como necesario para favorecer al conjunto.
  3. Fase de recongelación: Los nuevos objetivos se materializan en una estructura. 

Concepto, composición y formación de grupos

Los seres humanos siempre formamos grupos, pareja, familias, círculos de amigos etc. Se considera un grupo pequeño cuando las personas pueden interaccionar todas entre sí, mirándose, unas 7 personas. Un grupo de 30 se considerará, por lo general, grande. 

Los grupos sociales se componen de personas que tienen intereses y experiencias comunes entre sí, y entre las que existen vínculos de confianza y lealtad. Por tanto, aunque son conscientes de su psopia individualidad, también se sienten parte de un grupo. 

Marvin E. Shaw definió grupo (1979) como "dos o más personas que interactúan mutuamente de tal modo que cada una influye en las demás y es influída por ellas". Añade, que deben darse las siguientes circunstancias:

  • Persistir durante un cierto tiempo
  • Tener uno o más objetivos comunes
  • Haber desarrollado una estructura, aunque sea básica.
  • Que sus componentes se definan como pertenecientes a ese grupo
  • Que compartan las creencias grupales
  • Que exista algún grado de actividad coordinada entre esas personas.

Es posible diferenciar dos tipos de grupos sociales: primarios (lazos afectivos y duraderos) y secundarios (interés común y objetivos).

Aparte de la tendencia biológica a formarlos, se entiende que existe una necesidad de afiliación en las personas, puesto que por sí mismas no se ven capaces de satisfacer ciertas necesidades como la valoración y la estima u otras como la seguridad y la protección. 

En este sentido, se recurre al concepto de "categorización" para entender cómo llegan a formarse los grupos, siendo éste un proceso perceptivo de simplificación de la realidad social. Cuando una persona se categoriza como integrante de un grupo, se desatan varios efectos. Uno de ellos es la semejanza endogrupal (percibir a los demás integrantes parecidos a tí) y su contrario, la diferenciación exogrupal. Lo que desemboca en un favoritismo endogrupal, que a su vez podría llevar a hostilidades o enfrentamientos con grupos diferentes. 

El modelo Worchel (1996) habla de las fases en la formación de grupos:

  1.  Fase de descontento (con la deriva del grupo al que se pertenece)
  2.  Fase de acontecimiento desencadenante (se agudizan las tensiones en el grupo y se echa a algún miembro o se van)
  3.  Fase de identificación grupal (formar una nueva identidad social compartida y justificar la existencia)
  4.  Fase de productividad grupal (se centra en conseguir objetivos)
  5.  Fase de individualización (se empiezan a cuestionar las normas, se forman subgrupos por roles y luego por actitudes e intereses, y las personas tienden a metas personales)
  6.  Fase de declive (se resquebraja y algunos se van, los que se quedan hacen un cambio. Puede ir bien o comenzar el ciclo otra vez)

No olvidemos además, que las normas son reglas de conducta que el propio grupo establece para su coherencia y buen funcionamiento, así como para que los otros miembros anticipen la conducta propia. 

Todo esto nos lleva a la necesidad de profundizar en otro concepto, el de identidad.

El proceso de formación de la identidad es complejo y lento. Comienza en la misma infancia, desde que el pequeño/a consolida la noción del yo y distingue a su persona de las demás, ahí empieza su identidad social. Diferenciaremos entre identidad personal e identidad social. * (ver glosario para más términos relacionados)

1.3. El liderazgo

La definición más genérica de liderazgo lo definiría como un conjunto de habilidades directivas que un individuo tiene para influir en la forma de ser o actuar de las personas o en un grupo de trabajo determinado, haciendo que este equipo trabaje con entusiasmo hacia el logro de sus metas y objetivos.

También se entiende como la capacidad de delegar, tomar la iniciativa, gestionar, convocar, promover, incentivar, motivar y evaluar un proyecto, de forma eficaz y eficiente, sea este personal o institucional. El líder, es la persona capaz de influir en las actitudes, opiniones y acciones de los demás miembros de un colectivo, sin necesidad de estar dotado de autoridad formal. Se entiende por tanto que también es un proceso, para la gestión de estas actividades. 

En la disciplina de empresa se suele hablar de líderes autoritarios y líderes democráticos. Según Max Weber, más enfocado a la teoría política que a la laboral, hay tres tipos puros de liderazgo:

- Líder carismático: Es el que tiene la capacidad de generar entusiasmo. Es elegido como líder por su manera de dar entusiasmo a sus seguidores. Tienden a creer más en sí mismos que en sus equipos y esto genera problemas, de manera que un proyecto o la organización entera podrían colapsar el día que el líder abandone su equipo.

 - Líder tradicional: Es aquel que hereda el poder por costumbre o por un cargo importante, o que pertenece a un grupo familiar de élite que ha tenido el poder desde hace generaciones. Ejemplos: un reinado.

- Líder legítimo: Podríamos pensar en "líder legítimo" y "líder ilegítimo". El primero es aquella persona que adquiere el poder mediante procedimientos autorizados en las normas legales, mientras que el líder ilegítimo es el que adquiere su autoridad a través del uso de la ilegalidad. Al líder ilegítimo ni siquiera se le puede considerar líder, puesto que una de las características del liderazgo es precisamente la capacidad de convocar y convencer, así que un "liderazgo por medio de la fuerza" no es otra cosa que carencia del mismo. 

Hay muchas más clasificaciones y matizaciones que dan lugar a otros tipos de líderes, pero no nos extendemos aquí. En general se considera que el líder es necesario, y se le juzga y admira por su eficacia, así como por su poder de negociación con instancias superiores o ajenas a la propia organización. 

También hay unas cualidades asociadas al liderazgo:

Con carácter general se pueden considerar como habilidades propias de un líder las siguientes: 

  • Comunicación verbal: Una persona con fuerte liderazgo es capaz de saber informar y comunicar lo que quiere a su equipo.
  • Capacidad de escucha: La habilidad de escuchar permite al líder entender los problemas de las personas de su entorno, anticiparse a sus dudas y responder sus preguntas.
  • Persuasión: Las personas dotadas de buenas capacidades de liderazgo no piden a sus seguidores que simplemente sigan sus órdenes en forma ciega o vehemente, primero los convencen que algo es bueno y se debe hacer.
  • Uso del pensamiento crítico: Sobre todo para tomar decisiones y resolver problemas. Los buenos líderes miden las acciones y posibles soluciones de acuerdo a sus costos y beneficios.
  • Capacidad para la delegación: Incluso si tienen todo el conocimiento práctico para cada tarea, lo cual es poco probable, las personas de fuerte liderazgo saben que es más productivo asignar trabajo a aquellos que pueden hacerlo igual de bien o mejor.
  • Capacidad de organización: Los líderes fuertes tienen la habilidad de ordenar sus tareas y las del resto para hacer un trabajo eficiente.
  • Asumir la responsabilidad: las personas dotadas de un fuerte liderazgo no solo asumen sus propios actos, sino los de su equipo. No culpan a otros por sus propios errores, y comparten los errores de otros.
  • Perseverancia: No importa cuán difícil se pongan las cosas y cuán frecuente sus planes no resultan como esperaban, los buenos líderes son tenaces y logran alcanzar sus objetivos.
  • Adaptación al cambio: Cuando las cosas no salen como se espera, la flexibilidad es clave. Las personas de fuerte liderazgo ajustan su plan a la coyuntura, mueven a su equipo y tienen más opciones de alcanzar el éxito.
  • Construir relaciones: Los buenos líderes desarrollan buenas relaciones detrabajo con su equipo y sus jefes o gerentes.
  • Respeto: Las personas de fuerte liderazgo no miran por encima del hombro a su personal a cargo; al contrario, muestran respeto hacia ellos.
  • Colaboración y asesoramiento, ayuda: Los buenos líderes siempre dan una mano al que la necesita, sobre todo cuando se trata de alcanzar objetivos de trabajo, tratando de alinear los intereses personales con los de la organización. -
  • Manejo de las crisis: Las personas dotadas de capacidad de liderazgo trataran de prever la posible aparición de crisis y conflictos, respondiendo ante ellos rápida y efectivamente, aprovechándolas como oportunidades de mejora. 

(información de internet; navarra.es)

1.4. El apoyo social

El apoyo social, presentación Deusto

IDENTIDAD PERSONAL E IDENTIDAD SOCIAL

Hoy en día existe acuerdo en afirmar que la identidad es aquello que permite que una persona se reconozca a sí misma, es decir, aquello que la define aun estando en continuo proceso de cabio y transformación. La persona vive cambios físicos, que son obvios y notables, y además cambios cognitivos, que son fruto del paso de los años. Sin embargo, es posible afirmar que siempre hay algo que permanece inalterable, y es la convicción de que la persona es ella misma en todo momento, lo que le garantiza una estabilidad interna en su percepción y la interacción con los demás.

Aún así, el hecho de que hoy día podamos hacer trasformaciones radicales en nuestro físico, y hasta cambiarnos el nombre, unido a la propia inestabilidad laboral o vital, e incluso al estilo de vida occidental, que departamenta cada área de la vida, aumenta el sentido de fragmentación de la persona. Cuando estamos centrados en "hacer" perdemos de vista nuestro ser y a veces se aleja de nosotras esta imagen unitaria de nuestra persona. Alejandra Pizarnik, poeta, hace de esta fragmentación de yo una seña de su poesía.

La identidad social se adquiere en función de la pertenencia a un grupo social, a una etnia etc. y es más tardía su formación.

En cuanto al APOYO SOCIAL, encuentra sus antecedentes en el estudio sobre el suicidio (Durkheim) donde explica la influencia negativa que tiene el aislamiento social y la ruptura con las redes sociales del entorno propio (que habitualmente ocurre en casos de adicciones por ejemplo), llevando incluso a aumentar los índices de mortalidad. Posteriormente esto se ha ratificado por numerosos investigadores, que actualmente distinguen varios niveles de apoyo social:

  • Apoyo social informal: el que obtenemos de los más íntimos, amigos/as y familiares.
  • Nivel medio o de redes sociales: donde hay personas de tu entramado social, amigos/as y conocidos/as que tienen gustos, aficiones parecidas a las propias.
  • Nivel macro o comunitario: lo proporciona la comunidad y se concreta en el sentido de pertenencia a la comunidad de la persona. 

Por otro lado, y desde otra perspectiva más funcional, entendemos que el apoyo social tiene tres dimensiones:

  • Apoyo emocional: afecto, confianza... lo que hace que una se sienta querida y valorada (que puede provenir de seres cercanos o de un extraño/a)
  • Apoyo instrumental: ayuda material. Todo lo que te ayuda a desarrollar tus habilidades y cubrir tus necesidades, desde los ingresos económicos hasta el hecho que que haya un parque bajo tu casa donde te puedas entrenar.
  • Apoyo informativo: sugerencias, consejos. Una tiene que resolver sus dudas o problemas y hay otras personas que te ayudan con información. Identificamos esta dimensión con lo cognitivo. 

Por último, debemos diferenciar entre el apoyo social recibido y el apoyo social percibido. El primero es objetivo mientras que el segundo es subjetivo. A este respecto pueden darse dos discrepancias:

  • Supravaloración: cuando se percibe apoyo disponible, aunque sea falso, se incrementa el bienestar psicológico de la persona. El problema surge cuando la necesidad es real y la persona lo busca y no lo encuentra, es ahí donde aparece el choque con la realidad y los efectos negativos de la decepción.
  • Infravaloración: Es igaul de negativo o peor que el anterior pues, a pesar de existir un apoyo real, la persona no hace uso de él y se aísla. De este modo pierde toda su eficacia. 

2. CONCEPTOS BÁSICOS DE LA TEORÍA DE GÉNERO Y USO DEL LENGUAJE NO SEXISTA

Aplicación de conceptos básicos de la teoría de género y del lenguaje no sexista; UF2683

Vanessa Viqueira García; ISBN: 987-84-283-9659-2

 

 

Vemos las cosas no como son,

sino como somos nosotros.

Immanuel Kant

 

Tal y como dice la frase anterior, interpretamos el mundo de la manera en que somos. Pero interpretarlo desde una perspectiva que creemos adecuada, porque así nos la han transmitido y así la hemos asimilado (inconscientemente), no tiene por qué ser necesariamente la real, ni mucho menos la correcta.

 

La categoría perspectiva de género surge en la segunda mitad del Siglo XX, en el ámbito de las ciencias sociales, relacionada con la necesidad de cambio y como respuesta a la necesidad de abordar multidisciplinariamente las relaciones entre mujeres y hombres. Desde esta perspectiva el análisis se centra en las características y mecanismos jerarquizados de las relaciones de género, así como también en la condición de las mujeres y su posición de desventaja debido a la desigualdad existente.

 

Esta perspectiva permitió la posibilidad de adoptar un punto de vista hasta el momento muy diferente, así como también plantear la necesidad de dejar de aceptar como natural una situación que sólo beneficiaba a una parte de la sociedad (el género masculino): la desigualdad entre hombres y mujeres.

 

1.1. Caracterización del sistema patriarcal y la distribución del poder.

 

Un antiguo refrán castellano dice “las mujeres no hacen linaje”, refiriéndose al hecho de que la mujer hace hijos para el linaje de otro, pero que ella misma carece de linaje. Igualmente hace hijas para que cuando ella fallezca sea otra mujer la que la sustituya en tales menesteres. esto nos lleva a la siguiente conclusión sobre los destinos tan diferentes que tradicionalmente se han visto señalados para un hombre y una mujer:

 

 

Perspectiva patriarcal

Destino femenino

Nacer, reproducirse y morir

Destino masculino

Nacer, dominar, hacerse reproducir, legar y morir

 

El poder que históricamente han ejercido los hombres (género masculino) en diversas esferas ha dado origen a un sistema jerarquizado, el cual conocemos como sistema patriarcal. Como veremos a lo largo de este libro, el dominio masculino ha sido ejercido en todas las dimensiones posibles de nuestra sociedad: tradición, lenguaje, costumbres, educación, división del trabajo, ley etc. Nuestra sociedad ha elegido esta ideología sin ser cuestionada,  hasta que progresivamente pequeños cambios que han provocado grandes consecuencias han logrado modificar este tipo de ideología que solo puede ser definida como arcaica.

 

Algunas de las características de este modelo tradicional de la masculinidad, como pieza clave del patriarcado son: la transmisión de una imagen del hombre en base a la fuerza (imposición), no permitiéndose nunca la debilidad; la función tradicional en la familia como proveedor y protector (el hombre es el único que trabaja fuera del hogar); la función de autoridad, etc. Al tiempo que ponía como punto de referencia al hombre, provocaba la invisibilidad de la mujer. A ellas se les prohibió leer, estudiar, acceder a la cultura, el derecho a una maternidad deseada, el acceso igualitario a todos los niveles de enseñanza, el ingreso en el mundo del trabajo, el derecho al voto, etc.

 

A pesar de ello, hoy día muchos hombres e incluso muchas mujeres valoran la situación actual y no creen que esté relacionada con cuestiones de carácter cultural (al menos no principalmente), sino que por el contrario ven esta situación (la cultura machista que envuelve nuestra sociedad) como algo natural pues mismamente, de forma natural, han asimilado unos valores y una ideología que naturalmente se les ha transmitido, valga la redundancia. Esto tiene una explicación sencilla, veamos algunos de los factores fundamentales que han contribuido a la trasmisión de una perspectiva inadecuada: la perspectiva patriarcal:

 

  • El aprendizaje del sistema de valores patriarcal comienza antes de que tengamos uso de razón, por lo que el proceso de socialización ya comienza desde el primer día que nacemos e incluso mucho antes.
  • Este sistema de valores nos llega de las personas más cercanas y que representan una autoridad para nosotros, por ejemplo nuestros progenitores.
  • El aprendizaje de este sistema de valores en muchos casos es invisible a los ojos, lo aceptamos y lo incluimos como parte de nuestro repertorio, lo asimilamos como algo natural que no se cuestiona.

 

A pesar del hecho de que a los hombres se les ha otorgado una posición privilegiada, la cual ha generado un modelo de masculinidad predominante (sistema patriarcal o tradicional), los movimientos feministas han propiciado en estos dos últimos siglos grandes cambios y avances para el conjunto de las mujeres. El movimiento feminista en sí irrumpió en la Historia no solo para denunciar la invisibilidad a la que estaban sometidas las mujeres, sino para promover cambios, para hacer historia.

 

El androcentrismo, por el contrario, parte de una concepción del mundo en la cual el hombre es el centro de todas las cosas, lo cual conlleva la invisibilidad de las mujeres. Esta visión distorsionada de la realidad ha ocultado las relaciones de poder y opresión por parte de los hombres sobre las mujeres. La relación de poder entre ambos géneros conectándolos con dos categorías opuestas (femenina y masculina) induce a una jerarquización en detrimento de las mujeres, favoreciendo un desequilibrio hoy evidente entre ambos géneros (dominio del género masculino).

 

Finalmente, cabe hacer una breve mención a las graves deficiencias que este sistema patriarcal provoca en el mundo emocional masculino. Muchas de las consecuencias de esto, que veremos en detalle más adelante, ciertos elementos estructurales que desarrollaremos, impiden acometer la situación actual de la que goza nuestra sociedad con una actitud positiva ante el cambio (la igualdad de hombres y mujeres), lo cual provoca reacciones de violencia por parte de muchos hombres ante situaciones de conflicto.

 

A lo largo de los siguientes puntos y unidades haremos referencia a este sistema patriarcal pues es la base a partir de la cual se ha transmitido y se sigue transmitiendo incansablemente las desigualdad entre mujeres y hombres.

 

1.2. Aplicación del género como categoría de análisis o la perspectiva de género

 

A lo largo de la historia, las interpretaciones culturales acerca de lo que es masculino o femenino han variado mucho. Comencemos pues definiendo el concepto de género como aquél que hace referencia a aspectos sociales adscritos a diferencias sexuales, o lo que es lo mismo, hace referencia a aquellas expectativas que los miembros de una sociedad tienen acerca de los hombres y las mujeres.

 

El género está presente a lo largo de toda nuestra vida social y, como sabemos, tiene una enorme influencia en la visión que tenemos de nosotros mismos en nuestras relaciones con los demás. Pero sobre todo debemos ser conscientes de que no implica solo una distinción entre sexos, sino que en muchos ámbitos implica un sentido de jerarquización donde los hombres acaparan muchos espacios o recursos por el hecho de pertenecer al género masculino, lo cual favorece y fomenta la desigualdad de género.

 

1.2.1. Funcionamiento del sistema sexo-género

 

El concepto sexo se refiere a las diferencias de carácter biológico y anatómico que diferencian a los hombres de las mujeres. Implica todos aquellos procesos que se extienden a lo largo del ciclo vital y que estarán finalmente determinados, aparte de por los factores biológicos y anatómicos, por los factores psicológicos o sociales, que permanecen en constante interacción. El resultado final será un hombre (macho) y una mujer (hembra) o un sujeto ambiguo (polimorfismo sexual).

 

Por el contrario, el concepto género es más bien una cuestión de carácter cultural (construcción social), pues remite a la clasificación social sobre aquello que es masculino o femenino. El concepto género empieza a utilizarse en los años 70 del Siglo XX, cuando algunas investigadoras plantean la necesidad de crear un marco teórico que haga referencia a las mujeres, al igual que ya se había realizado con otras categorías.

 

Conviene tener en cuenta que nuestro sistema social no es estático y que los cambios se producen constantemente, por lo que también cambia la manera que tenemos de entender lo que es ser mujer y ser hombre, así como otros aspectos relacionados, como el papel que ocupan en la sociedad. Inevitablemente, estos cambios provocarán reajustes tanto del sistema como de la organización social.

 

 

 

1.2.2. Definición de roles y estereotipos de género

 

Tanto los roles como los estereotipos de género están condicionados por la visión androcentrista del mundo y la realidad, lo que hace que no se tenga la misma consideración dependiendo del género de la persona.

 

Ciertamente en nuestra sociedad siempre ha habido una tendencia muy arraigada a dividir el mundo en dos categorías: la masculina y la femenina. Desde nuestra infancia crecemos en un mundo basado en estas categorizaciones, así como en un trato diferencial respecto al sexo, al asociar por ejemplo el color rosa a las niñas y el azul a los niños o cuando se regalan coches a los niños y muñecas a las niñas.

 

La familia, la escuela y los medios de comunicación son las tres principales instancias ambientales que influyen en la socialización sexual. Así se va formando la identidad de género, es decir, aquella parte del autoconcepto que implica la diferenciación de las personas como hombres o como mujeres y que se desarrolla a partir de los dos años de edad.

 

En base a todo esto los miembros de una sociedad se comportan de una u otra manera según su género, pero no todas las sociedades comparten el mismo concepto respecto a las mismas actitudes, y esto es algo que debemos tener siempre presente. Este concepto de identidad de género al que hacemos referencia son los roles sexuales.

 

Un rol de género o sexual se define como un conjunto de conductas y actitudes que una sociedad concreta establece o define como apropiados para un sexo, y en consecuencia, no para el otro. Además, se refiere a pautas de acción y comportamiento que han sido asignadas a hombres y mujeres, además de inculcadas y perpetuadas según los criterios de la sociedad patriarcal. Estos roles de género se enseñan desde el momento mismo en que la o el bebé nace, pues se decora su habitación y se le viste según su género.

 

 

Roles de género

Estereotipos de género

Son los papeles y expectativas diferentes que socialmente se adjudican a hombres y mujeres

Son imágenes prefijadas y simplificadas que homogenizan a las personas y les atribuyen características o comportamientos esperados dada su pertenencia a una categoría.

Este tipo  de creencias que cada sociedad tiene acerca de lo que es propio de un sexo u otro se denominan estereotipos de género, son una construcción cultural pues son imágenes prefijadas y simplificadas que homogeneizan a las personas y les atribuyen características o comportamientos esperados dada su pertenencia a una categoría. Estos estereotipos van cambiando con el paso del tiempo y se refieren a las características personales de mujeres y hombres como grupos diferenciados. Cumplen la función de mecanismo de control, que determina lo que es normal en una sociedad, es decir, aquello que es aceptable y lo que se desvía de la norma. Los estereotipos también crean arquetipos, a través de imágenes que cumplen el papel de proponer modelos de carácter rígido y en los que es necesario encajar para poder ser socialmente aceptados. Esta visión establece un sistema basado en la desigualdad entre ambos sexos y de cada uno de ellos con el mundo.

 

Si echamos la vista atrás nos encontramos con un ejemplo de estereotipo de género prototípico al que conviene hacer referencia; el estereotipo de la buena esposa. En generaciones anteriores a la nuestra se enseñaba “cómo ser una buena esposa”, lo cual consistía en una serie de actitudes y comportamientos como tener la cena a punto para cuando el marido llegase al hogar, arreglar el desorden y limpiar la casa, sonreír y mostrar atención cuando el marido hiciese acto de presencia, no hacerle preguntas inconvenientes ya que es el señor de la casa, etc.

 

En los estereotipos de género se diferencian dos tipos de dimensiones: la dimensión descriptiva, es decir, aquellas características que se consideran esperables de hombres y mujeres; y la dimensión prescriptiva, es decir, aquella que hace referencia al comportamiento esperable por parte de ambos géneros.

 

El aumento del número de mujeres en el ámbito laboral, así como el aumento del nivel cultural de la población, son un ejemplo del porqué los estereotipos de género van variando con el paso del tiempo y no permanecen estables.

 

Hoy en día, también es evidente el cambio en la sociedad en lo que a esto se refiere: ya no se acepta de forma rotunda la desigual distribución de roles, y los agentes socializadores (por ejemplo padres y educadores) no tratan de forma diferencial a hombres y mujeres, y de esta forma no se fomenta un rol considerado como típico de uno de los géneros.

 

A propósito, Williams y Best (1990) hacen una distinción entre estereotipos de género de rol y estereotipos de género de rasgo.

 

  • Estereotipos de género de rol: aquellos que se refieren a creencias relacionadas con la adecuación general de rol de hombre y mujeres
  • Estereotipos de género de rasgo: aquellos que se componen de características de carácter psicológico o conductuales que se atribuyen a hombres y mujeres.

 

Es necesario aclarar que el principal factor etiológico de los estereotipos sexuales son los roles sociales. Es el caso por ejemplo de los roles relacionados con el trabajo doméstico, el cual es considerado de bajo estátus, mientras que los empleos profesionales se consideran de más alta categoría. Esto influye en la imagen que se proyecta de hombres y mujeres, ya que es algo extendido que la mujer se ocupe de las tareas domésticas y el hombre sea el principal sostén económico de la familia. Hoy en día esto es más valido para zonas rurales que urbanas.

 

Finalmente, a pesar de los grandes avances en lo referente a temas relacionados con el sexismo y los estereotipos de género, antiguas actitudes sexistas también se han adaptado a los nuevos tiempos adquiriendo  nuevas formas de expresión. la Teoría del sexismo ambivalente hace referencia a esto mismo, a la coexistencia de nuevas y viejas formas de sexismo. Según esta teoría, el sexismo puede ser hostil pero también benévolo. El sexismo de carácter hostil se centra en la supuesta inferioridad de las mujeres como grupo; mientras que el sexismo benevolente se engarza con el deseo de los hombres de cuidar y proteger a las mujeres, situándolas en un pedestal. A pesar de las evaluaciones positivas que genera el sexismo benevolente, favorece la continuación del sistema sexista y categoriza a las mujeres de modo que estas mismas acepten los actos sexistas.

 

En cualquier caso, cualquiera de las formas es perjudicial, pues ambos tipos de sexismo fomentan y favorece la desigualdad de género.

 

1.2.3. Detección, valoración y denuncia de los estereotipos sexistas

 

 

Como ya hemos visto en puntos anteriores, los conceptos de sexo y género se transmiten tanto social como culturalmente a través de los estereotipos y roles. Diferenciamos dos expresiones al respecto que perpetúan la desigualdad:

 

  • Sexismo: este término hace referencia a la discriminación por razón de diferencias sexuales. La misoginia, por ejemplo, es una forma de sexismo e implica aversión u odio a las mujeres (al trato con ellas, a su forma de pensar, su actitud etc.)
  • Machismo: este término es tan antiguo como el sistema patriarcal, pues hace referencia a la consideración de los hombres como un prototipo y la consideración de las mujeres como inferiores.

 

Para poder definir adecuadamente los estereotipos de género, debemos comenzar aclarando en primer lugar qué son los roles sexuales. En el punto anterior definíamos un rol sexual como el conjunto de creencias que una sociedad establece como apropiadas para un sexo y no para el otro. Este conjunto de creencias, a su vez, genera los estereotipos de género, siendo estos el conjunto de características que identifican a hombres y mujeres como grupos diferentes. Son cambiantes en el tiempo y cumplen con la función de mecanismo de control para el establecimiento y la definición de lo normal en nuestra sociedad, identificando a su vez lo que se desvía de la norma y no es aceptable.

 

Como veremos más adelante, ya desde la primera infancia se educa a niños y niñas de forma diferente. Por un lado, a las niñas se les involucra principalmente en actividades domésticas en las que más adelante, ya como adultas, se les exigirá reproducir en su hogar (barrer, lavar etc.) en el ámbito privado. En cambio a los niños se les educa para que sean fuertes y competitivos en el ámbito público.

 

Finalmente, para poder identificar estos estereotipos sexistas a los que estamos haciendo referencia, se deben tener muy en cuenta los siguientes aspectos como factores de riesgo:

 

  • El hecho de frivolizar o justificar, de cualquier manera, comportamientos o actitudes que impliquen alguna forma de violencia contra las mujeres.
  • Situar a las mujeres en posiciones de subordinación o inferioridad, con menores capacidades o no aptas para asumir responsabilidades.
  • Menospreciar o ridiculizar las actividades o valores atribuidos a las mujeres, o afirmar y creer en la superioridad de los valores masculinos frente a los femeninos.
  • Ridiculizar, infravalorar o presentar de forma vejatoria a las mujeres en cualquier clase de actividad profesional
  • Cosificar a las mujeres reduciéndolas a ser consideradas como objetos sexuales pasivos, al servicio de la sexualidad y de los deseos de los hombres. Por ejemplo anuncios donde se presenta un hombre rodeado de mujeres que desean conquistarlo.
  • Exhibir imágenes de los cuerpos femeninos o partes de los mismos como recurso para captar la atención o como adorno o reclamo, ajeno al contenido del anuncio y lo anunciado.
  • Fomentar un modelo de belleza femenino basado en la juventud, delgadez o perfección corporal, de acuerdo a cánones poco reales, y que puedan proponer comportamientos lesivos para la salud de las mujeres o asociarse a su éxito personal y social.
  • Asignar a las mujeres, de manera clara y diferenciada, la responsabilidad exclusiva o principal de cuidados a terceras personas y al ámbito doméstico, excluyendo o asignando un plano secundario a los hombres en dicha responsabilidad.
  • Atribuir capacidades según el sexo para el ejercicio de diferentes profesiones o categorías profesionales, de forma que sugiera la falta de aptitud de las mujeres o los hombres para el ejercicio de alguna de ellas.
  • Establecer diferencias con respecto a las diferentes opciones o actividades sociales que son adecuadas para hombres o mujeres con especial atención a la infancia y a la publicidad de juguetes.
  • Recurrir a un lenguaje que de forma evidente invisibiliza o excluye a las mujeres, como por ejemplo cuando hay contradicción entre la imagen y el texto en el género aludido.

 

1.3. Mecanismos de detección de la igualdad formal frente a la igualdad real de hombres y mujeres

 

Sabemos que las democracias se asientan sobre el principio de igualdad y que además, al igual que en la Constitución Española, este queda reflejado en la normativa. A esto le llamamos igualdad formal. Pero  a pesar de que las leyes son necesarias e imprescindibles, siempre existen obstáculos que impiden que exista una igualdad real, una igualdad que sea tan evidente como clara.

 

En cualquier caso, para alcanzar esta igualdad real es necesario que se apliquen políticas y medidas que compensen las situaciones de desigualdad que se producen. Diferenciamos ambos tipos de igualdad:

 

  • Igualdad formal: la afirmación de la igualdad de derechos entre hombres y mujeres en la normativa
  • Igualdad real: es la realización del principio de igualdad en la vida de las mujeres y los hombres.

Entendemos el concepto de igualdad como una relación de equivalencia, en el sentido de que todas las personas tienen el mismo valor, y precisamente por ello son “iguales”, o dicho de otra manera, promover la igualdad entre mujeres y hombres no significa algo idéntico sino equivalente, es decir, otorgarles igual valoración. En muchas ocasiones se han utilizado las diferencias biológicas existentes entre hombres y mujeres como argumento para justificar la desigualdad, fomentando con ello una errónea interpretación, pues el problema no está en las diferencias biológicas existentes, que son en sí algo natural, sino en la discriminación injusta.

 

La igualdad real nos abre un mundo de oportunidades y vivencias que tradicionalmente han pertenecido al género masculino, y además nos permite construir relaciones equitativas entre ambos sexos.

 

Aclaramos los puntos siguientes:

  • La igualdad admite diferencias, pero no desigualdades
  • La desigualdad supone discriminación y privilegio; la diferencia significa diversidad entre cosas de la misma especie, lo cual no implica discriminaciones o privilegios de ningún tipo.

La igualdad no significa la eliminación de las diferencias sino la ausencia de discriminación por la existencia de las mismas